Brucelosis y productos lácteos no pasteurizados: una amenaza resurgente y la importancia de la pasteurización

Brucelosis y productos lácteos no pasteurizados: una amenaza resurgente y la importancia de la pasteurización

 

En los últimos años, las autoridades de salud pública han notado un preocupante resurgimiento de casos de brucelosis en varias partes del mundo, a menudo relacionados con el consumo de productos lácteos no pasteurizados o “crudos”. Aunque se pensaba que estaba en gran medida bajo control debido al uso generalizado de la pasteurización y los programas de vacunación del ganado, la brucelosis está resurgiendo en poblaciones que prefieren la leche cruda y los productos lácteos artesanales como parte de dietas naturales o tradicionales. Según el abogado especializado en intoxicaciones alimentarias a nivel nacional, Ron Simon, la enfermedad, que puede causar síntomas duraderos y complicaciones graves, destaca la importancia continua de las prácticas de seguridad alimentaria como la pasteurización para proteger la salud pública.

 

Entendiendo la brucelosis

 

La brucelosis es una infección bacteriana causada por especies de Brucella, más comúnmente Brucella melitensis, Brucella abortus y Brucella suis. Estas bacterias son zoonóticas, lo que significa que se transmiten de animales a humanos, principalmente a través de la ingestión de productos animales contaminados. El ganado infectado, en particular el ganado vacuno, ovino, caprino y porcino, elimina las bacterias en la leche, la orina y otras secreciones.

 

En humanos, la brucelosis es conocida por sus síntomas similares a los de la gripe, que pueden incluir fiebre, escalofríos, sudoración, debilidad, dolor muscular y articular y fatiga. La enfermedad también puede presentarse como fiebre ondulante, con síntomas que van y vienen. Sin el tratamiento adecuado, la brucelosis puede provocar una enfermedad crónica, que incluye artritis, inflamación del corazón (endocarditis) y daño a los órganos internos. A menudo se diagnostica erróneamente o no se diagnostica debido a sus síntomas no específicos, que se asemejan a muchas otras afecciones.

 

El papel de los productos lácteos crudos en la transmisión de la enfermedad

 

Históricamente, la brucelosis fue un problema de salud pública importante, particularmente en las comunidades agrícolas. El desarrollo de programas de vacunación animal y la implementación de la pasteurización redujeron drásticamente su prevalencia en muchos países desarrollados. La pasteurización, un proceso de calentamiento de la leche a una temperatura específica durante un tiempo determinado, mata las bacterias dañinas, incluida la Brucella.

 

Sin embargo, la creciente popularidad de los productos lácteos no pasteurizados en los últimos años ha reintroducido una vía de infección. Los defensores de la leche cruda a menudo argumentan que retiene más nutrientes y bacterias beneficiosas que la leche pasteurizada. Si bien puede haber diferencias nutricionales mínimas, los riesgos para la salud de consumir leche cruda están bien documentados. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han advertido repetidamente contra el consumo de leche, queso y otros productos lácteos no pasteurizados debido al mayor riesgo de brucelosis y otras enfermedades transmitidas por los alimentos.

 

Brotes recientes y tendencias globales

 

Varios brotes recientes han puesto de relieve la continua amenaza de la brucelosis. En Estados Unidos, los casos se han relacionado con la leche cruda comprada directamente de las granjas o a través de canales de distribución ilegales. En Europa y Oriente Medio, donde los quesos de leche cruda y los productos lácteos tradicionales no pasteurizados son populares, se han rastreado grupos de brucelosis hasta los mercados locales y la producción no regulada.

 

En 2023, se produjo un brote notable en Turquía, donde más de 150 personas contrajeron brucelosis después de consumir queso de cabra no pasteurizado. Del mismo modo, se informaron casos en México, Irán y partes de Europa del Este, donde las autoridades de salud pública han tenido dificultades para regular los mercados lácteos informales.

 

Estas tendencias no se limitan a las regiones en desarrollo. En Estados Unidos, aunque la pasteurización es la norma, la venta de leche cruda es legal en varios estados, y la demanda sigue creciendo entre los consumidores que buscan alimentos “naturales” o “frescos de la granja”. Como resultado, los funcionarios de salud pública siguen preocupados por los brotes esporádicos en las comunidades que consumen productos lácteos crudos.

 

La importancia de la pasteurización

 

La pasteurización sigue siendo una de las intervenciones de salud pública más eficaces en la seguridad alimentaria. Es un método sencillo y fiable para eliminar patógenos como Brucella, Salmonella, Listeria o E. coli de los productos lácteos sin afectar significativamente el sabor o el valor nutricional. De hecho, las mínimas pérdidas de nutrientes que pueden producirse durante la pasteurización son insignificantes en comparación con los riesgos que plantea la leche no tratada.

 

Las autoridades sanitarias de todo el mundo siguen insistiendo en que el consumo de productos lácteos pasteurizados es una medida fundamental para protegerse contra la brucelosis y otras enfermedades transmitidas por los alimentos. Las mujeres embarazadas, los niños, los ancianos y las personas con sistemas inmunitarios debilitados son especialmente vulnerables a las complicaciones de la brucelosis y deben evitar por completo los productos lácteos crudos.

Recomendaciones de salud pública

 

Para reducir el resurgimiento de la brucelosis, se necesitan esfuerzos coordinados a nivel nacional y comunitario. Éstos incluyen:

  • Campañas de educación pública para informar a los consumidores sobre los riesgos asociados con la leche cruda.
  • Reglamentos y aplicación más estrictos en torno a la venta y distribución de productos lácteos no pasteurizados.
  • Programas de vacunación para el ganado en regiones endémicas para reducir la diseminación bacteriana.
  • Pruebas y seguimiento rutinarios de las explotaciones lecheras para identificar y controlar las fuentes de infección.

En última instancia, si bien la leche cruda puede atraer a los consumidores que buscan autenticidad o pureza nutricional, los riesgos para la salud que conlleva no pueden ignorarse. La brucelosis sigue siendo un potente recordatorio de la importancia de las prácticas de seguridad alimentaria basadas en la ciencia, especialmente en un mundo globalizado donde los patógenos transmitidos por los alimentos pueden viajar rápida y ampliamente.

 

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